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viernes, marzo 14, 2008

Algo de gitano...

Hoy he descubierto que, como buen andaluz, tengo algo de gitano. La hora es inadecuada, lo se, pero tenia que escribir.
La casualidad ha querido que hoy me encontrara con tres companeros hungaros que estudian conmigo en Tampere. Como bien esta escrito en mi articulo anterior, habia llegado la noche y me disponia a dormir pero los via ellos y me comentaron el tema de salir esta noche a lo que acepte de buen grado (tendria la oportunidad de concocer la noche letona).
El plan era el siguiente: Comer en Mc Donalds algo e ir luego a un afamado local llamado "Belle Epoque" ambientado en la Francia del siglo XIX.
Estaba comiendo mi delicioso Big Mac, cuando en la sala del comedor estaban unos jovenes hablando a gritos y manchando su mesa, ademas del suelo, no parando de gritar y, porque no decirlo asi, incordiar.
Aparecio una limpiadora del propio restaurante, era mayor, de unos cincuenta anos, de estatura mas bien baja, unos 1.58 cm mas o menos, con marcadas arrugas propias de su edad y con andares algo tortuosos.
Mientras los jovenes proseguian con su animada diversion, aquella mujer, estaba recogiendo y limpiando las mesas. Me parecia esperpentico observar una mujer tan mayor vestir con ese pantalon azul marino, correa de empresa incluida, esa camisa a cuadros grises y azules, que se sentaba mayor para su talla, y una gorra que no seria estupida sino la llevara una mujer de esa edad. Una gorra que le quedaba grande y doblada hacia un lado, no recuerdo a cual, pero si recuerdo que me sorprendio semejante aspecto mientras pensaba en las penurias o las necesidades que tal vez tenga esa mujer, para trabajar en ese Mc Donalds, con esa gorra, esa camisa y esos pantalones.
Me dio ternura, no lo puedo negar, como tambien me hizo recordar a la pobre de mi madre que tantos anos lleva entre fregonas escobas y solo Dios sabe si alguna humillacion habra pasado. Me dio ternura, si.
Pues con todo esto ocurrio algo rapido pero impactante, mientras los jovenes seguian, esta limpiadora, les increpo que no ensuciaran el suelo (eso supongo pues hablaban en leton), y acto seguido, uno de los jovenes, con pelo rubio, rapado muy corto, zapatillas deportivas blancas a la moda, y joven, muy joven se levanto, la empujo y la tiro al suelo.
Inmediatamente, los jovenes abandonaron el restaurante y vi a esa mujer, esa cara de dolor y esa mano llevada a la cadera, como senalando el lugar exacto de la humillacion, en un horroroso primer plano.
Inmediatamente extrapole la mujer a mi madre y se me vino como una punalada un profundo sentimiento de rechazo a la accion, repulsa y una tristeza tan profunda, que me hizo dejar aquel fantastico Mc menu.
Asi, hable con mis amigos, los hungaros, les comente que no me encontraba bien y solo me volvi al hostal para disponerme a dormir, aunque antes, estoy escribiendo este articulo entre lagrimas, las mismas lagrimas que comenzaron en Mc Donalds y las mismas que se iran conmigo a la cama pensando una y otra vez en la crueldad, pero sobre todo, en mi madre.
Es entonces cuando me di cuenta de esa porcio de gitano que todos los andaluces llevamos dentro.
Siempre dicen que los gitanos son malos para muchas cosas, y aunque no son mi colectivo mas amado, he de reconocer que nuestra cultura tiene cosas que aprender de ellos.
Uno de ellos es el respeto que le tienen a sus mayores, valor que, si no hemos perdido por completo, esta casi en extincion, de ahi el agitanamiento de nuestra gente, porque aun respetamos y queremos a nuestros mayores, y aunqe nos cuese a veces, sabemos que casi siempre tienen razon.
Un andaluz nunca hubiera empujado a esa mujer, mayor e indefensa, y me enorgullece decirlo, en un mundo cada vez mas globalizado.

Espero que este articulo os haya llegado la mitad de lo que me llego la imagen de esa mujer con ese gesto de dolor.

Madre, te quiero, descansad y recordad lo mucho que os quiero.