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sábado, julio 17, 2010

Camino a Sevilla... 1º parte

Es tarde, salgo de trabajar y me espera un coche preñado de maletas, papeles y una tarrina de cd´s esperando ansiosos su momento de actuación digital.
Abro el coche con el mando, me siento y mientras saboreo un delicioso donuts de chocolate y me refresco con un yosport de fresa, meto primera marcha y vamos destino Sevilla.
Son 300 kilómetros, a veces más cortos, a veces más largos o a veces eternos, pero al fin y al cabo, siempre los mismos 3 millones de milímetros que ha de rodar mi neumático del R14 para llegar a su destino, a su cenit logístico.

- Kilómetro 0: Lo primero que siento es una humedad que me abraza y que parece no querer que deje Motril, ciudad tan bella como aún dividida entre los del puerto y los del pueblo.

-Salobreña, el pueblo del castillo, y del mosto que aunque se hace en Granada, lleva su nombre. Tras ella, una auténtica calle sierpes hecha carretera donde la naturaleza no deja vencerse fácilmente, transformando la lisa capa alquitranera en pequeños resaltos y desniveles.
Las vistas son sencillamente espectaculares, son un balcón al mar, son los mejores lugares para sentirse pequeño ante el firmamento, e incluso poder sentir el aliento de un mar con achaques propios de su edad, que ha visto tanto como ha callado y que, queramos o no, siempre nos acompañará.
Cogemos autovía dirección Malaga, dejando de lado Almuñecar pero,no porque no la queramos, sino porque quizás no queramos caer en su red y ser novio de tanta mujer.

- Túneles y más túneles, algunos de ellos con indicaciones de radar que sólo yo parezco respetar. Radares que por cierto, aún no he logrado saber donde están, dentro de tuneles rascados sobre montañas que aun no han dicho su última palabra y que permiten tal isolencia de un ser tan minúsculo para él coo es el ser humano... pero al final de un tunel....¡Oh! Sorpresa, aparece ese cartel verde de provincia de Malaga...