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jueves, julio 11, 2013

Lo normal

Esta semana pensé en secuestrarte en mi casa... luego miraba tus fotos al irme a dormir... y aunque no tengo siquiera fotos de tí, deja que te explique qué es lo normal, cual es mi normalidad, deja que me abra un poquito desde esta falta de estabilidad social pero estabilidad personal que bebo, disfruto, reflexiono y sobre todo digiero. Lo normal es mirarte a los ojos, a esos ojos que sonríen además de mirar, a esos ojos que son los aunténticos patrones del alma, los que dirigen, mandan, ordenan y sobre todo asienten tantas veces al minuto como respiraciones tiene mi alma, mis pulmones y mis sentimientos. Lo normal es querer cogerte una mano que apuesto que será suave y delicada, no como la mía que sabes que es áspera, fruto de esos trabajos de los que tanto me he quejado, tanto se han aprovechado y tanto me han explotado y no porque haya estado picando piedra, sino porque bien sabes que un minuto de mi vida no tiene precio y de la tuya... no lo quiero ni imaginar. Lo normal es, desde la altura que pueden dar 29 primaveras, soltar la escopeta, dejar el coto al que nunca quise apuntarme y encontrar en ti una oportunidad que muchas quisieron darme pero que no quise o no quisieron aceptar. He visto tanto en tan poco, he visto grandes caidas, grandes acontecimientos, grandes celebraciones, grandes tratos y grandes personas... Lo que veo y lo que aprendo no sirve más que para asegurar un tiro, para ver mas allá, volverme más reflexivo y, si algún día te elijo, saber que no te elijo desde la necesidad, sino desde la libertad que me regaló mi gran amiga Soledad. Me como los kilómetros si hace falta, me como la provincia y me como mis cojones si hace falta, pero no me pidas que me coma la dignidad que una vez la probé y la indigestión me duró casi un año. No soy nada especial, soy una persona normal que busca en la normalidad lo especial porque sabe que lo especial es ser normal y que lo normal es sentirse especial, porque la normalidad es comprender, empatizar, sonreir, andar, estar (o no) de acuerdo, correr, dormir, soñar, mirar el cielo azul y perder la vista observando golondrinas, hacer el tonto, estar todo el día en el coche cantando, enseñar a los ángeles a comerse petit suisses de plátano, leer, jugar, llorar, querer, abrazar, trabajar, estudiar, opositar y seguro que algún día aprobar y ser ese maestro que esta sociedad presa de sus miedos, sus complejos y los malditos hijos de puta que nos gobiernan, necesita. Mientras cambio el mundo, acompáñame a cambiar el mío primero, a crear esa base desde la que disparar ideas, opciones B y música, mucha música, percusión, cuerdas y carnaval, mucho carnaval. Eso es lo normal, esa es mi normalidad, no me pidas cerveza ni tabaco que no quiero morir aún más joven, no me des redbules ni actimeles que no quiero ser ni mas fuerte ni inmortal, solo dame cultura y un papel y un lápiz que es sólo así como seré fuerte en inmortal, no me pidas que vaya a 140 porque no me quiero matar (lo normal) no me pidas que chille, que te trate mal como a mí me trataron (lo normal) porque sé lo que es temblar de miedo con los huesos contra la pared, porque sé lo que es la angustia, pero también sé lo que es el amor ¿tu no? pues ojalá algún día este camino de losas amarillas nos acerque y te lo pueda mostrar y si no te lo muestro yo que te lo muestre alguien porque merece y mucho la pena. Eso es lo normal, que no lo frecuente, si compartes mi normalidad o peor aún si me ves especial por hacer una alegoría a tanta normalidad, quizás también seas especial, o quizás seamos dos mediocres... sea como fuere lo importante no sería el reino al que pertenezcamos, lo importante sería que pertenecemos al mismo reino. Quiero saber que te pasa y que, por fin, te enamores de mí.