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martes, julio 26, 2011

Lo bueno, si breve...

Nadie recuerda ya Japón, ni Haití, ni casi Murcia, ni Iraq, y parece la hora de llevar a Somalia algo de nuestra limosna prepotente, pretenciosa y siempre con algo a cambio... ¿Tal vez una solución a los secuestros perpetrados por piratas? Tal vez.
La melancolía es uno de mis temas favoritos y una de mis musas, lejos del amor y desamor que tanto gusta a autores musicales y literarios, tal vez sea porque como buen andaluz, puedo ver en perspectiva los sentimientos negativos al tener un corazón peligrosamente limpio, y digo peligrosamente porque quizás sea el peor mal de los andaluces.
Como decía ya no nos acordamos de nada, y quizás sea mejor no acordarse, porque cuando las comunicaciones no existían , nos importaba un bledo, lo mismo que ahora, pero sabiéndolo.
Hace mucho que el alma humana dejó de sorprenderme en muchos sentidos, en todos los sentidos y en algún sentido que desconozco.
Mientras sigo en este camino que muchos se empeñan en acortarse y otros en alargarse, disfrutando y mirando por la ventanilla el verdor del verano y la madurez de sus frutos y observando todos y cada uno de los detalles que la criba fisiológica de mis organos visuales me permite, recondando día a día quien soy, de dónde vengo y hacia donde voy.
Nunca olvido de mirar al cielo ¿Lo has mirado hoy?, de ver sus pajaros, sus estrellas, sus aviones y a veces de buscar a Dios, aún sabiendo que para buscar a Dios tengo que echar la mano al bolsillo.
No tengo Iphone porque no lo necesito y porque para bajarme una aplicación sobre regar plantas, me compro una planta y la riego yo mismo, pero eso no me hace tecnófobo, simplemente bajé de un autobús con cada vez menos paradas de salida y más de entrada, donde cada vez el ticket es más y más caro y donde cada vez se pagan más peajes estipulados sin necesidad.
Me preocupa la cola de libros que tengo en la espalda por leer o que me voy a hacer de cenar ¡Benditas preocupaciones!
Por eso disfruto del camino sin preocupaciones, para cuando lleguen, agarrarlas lo mejor que pueda, para cuando llueva tener recien estrenado el paraguas y nada, que llueva lluva, la virgen de la cueva, que como a esa Virgen poco me importará porque estaré resguardado.

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