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martes, noviembre 24, 2015

La amistad

Decía Freud que el altruismo no existe. Que hasta un simple misionero que ayuda gratuitamente, lo hace por la satisfacción de sentirse útil, de sentirse "ayudador" pero no adulador. Lo más parecido al altruismo que conozco es la amistad, lo que ocurre es que mi concepto de amistad (como el de casi todas las cosas) difiere del concepto de amistad de la mediana estadística o de la mayoría, para los que sean de letras. La amistad es un trozo de pan en una aldea hambrienta, es un primero de mes en una casa necesitada es un 6 de enero para un niño de 10 años, un 6 de enero eterno, infinito, sublime e inocente, porque la amistad saca esa inocencia que nos empeñamos en enterrar en una sociedad donde la inocencia se confunde con estupidez, cuando los estúpidos no son inocentes, como no lo son los niños ni las personas que creen en tus proezas. La inocencia avergüenza a quien cree que la tiene, de la inocencia se huye para parecer avispado, listo, pasado de rosca o de vuelta de todo. Es como la humildad, quien presume de tenerla pocas veces la tiene y quien la tiene, no lo sabe o no le importa porque estará en otros menesteres que no son el culto a su ego, porque el culto al ego, como bien sabes amigo mío es oficio de muchos tipos de personas, excepto de los humildes. Siempre he presumido de tener pocos amigos, entre otros motivos porque no me asusta la soledad y mi tiempo lo vendo tan caro que no me puedo permitir el lujo de pasarlo con cualquiera o malgastarlo con personas que no me llenan. Para llenarme no hay que tener carreras ni conocerse los reyes visigodos. Para llenarme hay que ser auténtico, ser coherente y tener criterio propio con una mochila de tolerancia tan grande como el Sistema Solar. Mis amigos no son los mejores, solo son mis amigos, que no es mucho pero que lo es todo. Mis amigos son exigentes, son escuchantes natos, críticos insaciables, libres de vocación, cultos por defecto, andaluces en el sentido más amplio, rico y profundo posible, son universales, localistas, lógicos, pacientes, inteligentes, sonrientes, metódicos, apasionados e inocentes. Poco importa sin son guapos o feos, ricos o pobres altos o bajos, rubios o morenos. porque bajo La Mia Tana o bajo unas pipas con sal de Reyes se filosofa y se arregla el mundo de la misma manera. Pero como le decía a tus ojos, presumo de tener pocos amigos, en concreto he llegado a cuatro. Todo un logro a mis 31 años para las solitarias expectativas que siempre me he marcado. Y quiero empezar por el señor Galán con su libro datado de 1991 llamado "El mundo de José Jesús", una persona que nunca estuvo en los momentos buenos, ni yo que lo esperaba. Una persona que escucha y habla a partes iguales, comprende, empatiza y conoce la genética mucho mejor que Mendel, estoy seguro. Una persona que aprecio de manera tan especial que es un hermano para mí. La señora Pino es un crisol, es la paciencia personificada (y más conmigo) es la "Bohème" hecha mujer, la imperfección hecha racionalidad, la racionalidad hecha palabra, la palabra hecha Amadeus. Es de riesgo silencioso, de delito en blanco y de rebeldía a mediodía, es de alegría externa moderada, alegría interna infinita y alegría eterna acompañada. No es un sol, son dos. El señor Cuth es un luchador incansable, no es un Scout, es un héroe para tanta gente que no mira desde abajo, para tantos pequeños que lo siguen con sus indicaciones, con sus clases, con su clase y su manera de ver la vida. Él no es especial, la especialidad es él, sus cuatro ruedas y su sonrisa. Hace años que dejaste de esquivar coches en esos ciclomotores, pero en esta vida nunca dejaremos de estar esquivando. y no quisiera acabar mi lista de amigos sin nombrar a una rociera de las de verdad, de las que son capaces de hacerme cambiar los paradigmas, de las de la fe, una persona racional, auténtica y con un sentido del humor brutal. Qué ganas tengo de volver a cruzarme con tus rizos, con tu moto, con tu vida y con tu visión, qué ganas tengo que vuelvas a hacer de espejo y enseñarme algo que tanto me gusta y que los necios creen que no: equivocarme. Mis cuatro amigos, cuatro personas totalmente diferentes entre ellas con un único y estúpido vínculo en común. Amigos que estarán siempre ahí, no para ayudarme sino dentro de mí. Personas imperfectas en un mundo perfecto, personas ignorantes en un mundo culto, personas insignificantes en mundo importante, personas buenas... Gracias por haberos cruzado, gracias por haber rascado en esa superficie donde casi todos se quedan, gracias por ser como sois, así os quiero y así os querré