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viernes, septiembre 27, 2013

El tiempo... la vida...

Una cama, cuatro paredes y una ventana... Una cama, donde pienso, descanso y a veces he soñado despierto y dormido, cuatro paredes que, mientras no las tocas, te hacen sentir libre hasta que chocas y ves que no puedes romperlas ni atraverarlas, como diría Juan Carlos, la libertad con cadenas. Y una ventana desde la que me puedo asomar, aunque llueva, desde la que pueda respirar, aunque el aire esté contaminado y desde la que puedo gritar aunque todos me tomen por loco, porque lo que ellos no saben es que los que están locos son ellos. Me gusta pensar y observar por qué pasan las cosas, porque la gentr sonríe, porque la gente llora, por qué la gente canta y por qué la gente calla, algunos se agobian al pensar como pienso pero no piensan que por no pensar en ellos y hacerlo en mi rebasan esa frontera de la libertad ideológica y pensante que todos tenemos derecho a tener. Decía que soy un reflexivo a tiempo parcial, de los que están ya muertos, aunque yo siga vivo, de los que no quedan, por ello me siento un velociraptor en una película de Star Wars (que antes se llamaba La Guerra de las Galaxias, pero que por este afán anglofónico, suena añejo, tardío y diría que hasta supuroso). Mi mente se monta a caballo y recorre verdes valles, angostos caminos y suaves praderas en las que el viento parece peinar el follaje que lo cubre de manera sutil y silenciosa a excepción de ese sílvido que roza lo bucólico y roza lo comántico porque la unión es amor y en esa pradera hay mucho amor. Tenía ganas de esto, tenía ganas de aquí y tenía ganas de ahora, porque todo proceso conlleva una secuencia de partes y esta parte es de las más importantes para mí. Ya sólo queda esperar porque los minutos son los mejores jueces, los que no mienten y los que hacen ver incluso con ceguera o con ojos cerrados. Como decía hace unos años: El tiempo... la vida...

domingo, septiembre 22, 2013

David y Marta

Hoy es uno de esos días en los que sabes que poco puedes hacer o que ya bastante hice, que poco depende ya de tí y que parte de tu futuro está en una esperanza que va y viene, con la que sueño y que me desgarra, pero no en mis manos, como en mis manos tampoco estuvo esta situación que te paso a contar mientras Francisco toca a piano una maravillosa copla de Juan Carlos. Creo recordar que tenía 8 años cuando conocí a David, David era un niño de mi edad, muy menudo, bajito con unas gafas de pasta y cristales más bien gorditos, era delgado tenia mucho pelo pero peinado para el lado, era un niño muy cariñoso, muy inteligente, imaginativo en aquel universo que no dejaba de ser nuestra niñez, a caballo entre los sueños y las ilusiones... Tenía una cara redondita, una nariz redondita y achatada por la que siempre asomaba un moquillo de esos auténticamente verde, niño de limpiarse en las mangas y de llevar el culo sucio por arrastrarlo por tantas y tantas calles de ese nuestro barrio, los príncipes. Vivía en la prohibida parcela 4 porque a esas edades las fronteras estaban marcadas por las carreteras y para cambiar de parcela hacía falta un pasaporte moral que mi madre jamás me daría, pro aún así, mas de una tarde me escapaba a jugar con él a esos jardines de la parcela 7 que tanto han marcado mi juventud, al igual que David. Recuerdo una tarde que fuimos juntos a compras chucherías a un desavío que hoy es una fontanería, allí el tendero, muy amable, se ve que conocía a David de haber ido muchas veces a comprar el pan. David compró 5 duros de chicharitos de colores que eran una de las chucherías preferidas por ambos y el tendero, entre la amabilidad y un cariño que entendí a posteriori, le dió un cucurcho hecho de una hoja de cuaderno (de cuadro para mas señas) con tantos chicharitos, que nuestra cara de asombro fabricó una sonrisa en la cara de aquel tendero. Me reía mucho y corría mucho con David, era una persona muy sencilla y con el tiempo descubrí que humilde, tan humilde como yo. un día subí a su casa y recuerdo unos padres muy jóvenes y una casa desordenada, quizás fruto de estar todo el día trabajando, quizás fruto de la humildad de aquella familia.... nunca lo supe, pero lo que si sabía es que David era un gran amigo. David tenía una hermana que se llamaba Marta, y era un par de años más pequeña que él (tendría unos 6 años). Marta era también una niña menudita y de aspecto frágil pero protegida por su hermano quien era extremadamente pacífico menos cuando se metían con su hermana. Marta siempre sonreía, era muy alegre y en una anécdota me reí mucho porque un día llevaba falta y al subirsele la falta le vimos los dos unas braguitas que estaban sucias. Fue muy divertido a la par que gracioso y conciliador porque no era yo el unico niño que en algun momento manchaba esa ropita interior tan pura como nuestros corazones en aquella época. Mi infancia la formaron niños como David, Emilio, Dani y muchos más que por avatares del destino se separaron. Un día, en clase, recuerdo que faltó David, creyendo que se había puesto enfermo y proseguí con la rutina tal cual. Al segundo día también faltó y aquella misma tarde fui a llamar a su casa para jugar con él pero nadié respondió al porterillo. pasó una semana y volví más de una vez a llamarlo pero siempre con la misma respuesta, incluso fui con 5 duros que me había ganado (a los pobres siempre nos costó conseguir poco en mucho) para comprar un cucurucho de chicharitos, pero claro, yo no era David y el tendero no me conocía. Nunca más volví a ver a David ni a Marta, sus padres murieron y fue internado en una casa cuna para ser cuidados. Cuando tomé conciencia de ese tipo de lugares fui a buscarlo y recuerdo unos sollozos a mis 9 años de edad en el pasillo de una casa cuna para preguntar por un tal David Fernández Pérez, cuando conseguí hablar con la persona que me atendió me dijo que allí ya no estaban... Nunca más te volví a ver David, pero, no se por qué, apareciste del cajón de los recuerdos de mi vida y quiero dejarte escrito como un guiño que alegró mi vida en una infancia humilde pero muy feliz. Te quise mucho David, allá donde estés espero que estés bien...

miércoles, septiembre 18, 2013

Un día más

Era un mar dorado que nunca se despeinaba, era una tez que hacía del liso rugoso porque era la suavidad hecha piel, hecha vida y hecha armonía en su último e infinito deseo que no era otro que ser contemplado, valorado y querido... Eran unos ojos brillantes que no le hacían falta un color especial porque especiales eran per se, unos labios, unas mejillas, unas manos en los caben una vida o, al menos la mía la tienen... Érase una mujer hecha mujer a sí misma, debido a motivos que dezconozco yo, en mi infinita altivez de vez en cuando y en mi permanente manía de cuadricular las cosas, de psicoanalizar las causas efectosa y de ser enemigo acérrimo de un conductismo que, sinceramente, nunca me hizo nada. Es por eso que hoy me separo de Freud y me reconcilio con el conductismo, conmigo mismo y con mi sombra a quién taché de convenida y otras veces de oscura, siempre buscando un motivo de por qué era oscura, cuando era solamente por ausencia de luz. Lo siento, no lo puedo decir más alto porque no se me escucha, pero lo siento, siento esas palabras, esa mirada y esa actitud altiva, ese pensamiento de que sea yo y el mundo cuando yo soy yo y el mundo es el mundo y nunca hay que separarse. Es hora de reconciliarse y de pedir disculpas y no por motivo alguno porque no tengo claro si te he perdido o queda un hilo de luz en esa rendija de la puerta que no sé si me has cerrado del todo, sino porque aunque me duela, esto es lo que me gusta de errar, el aprender a raudales sin créditos de libre configuración pero configurándome libremente a crédito de los errores. Si vieras que linda he puesto la casa, ya por fin colgué todos esos cuadros que tenía en la esquina junto a los ficheros y seguro que la semana que viene me acerco por ese archivador que encesito para colgar todas las carpetas, ya puse luz, quizás porque ya tengo oscuridad en esceso, y por fin tengo a las moscas a raya, en fin lo que tu ya sabes. No sé si leeras esto pero quiero que sepas que tengo esa sensación de que algo de ti se quedará siempre en mi, así que pienso escribirte todos los días que pueda o tenga un portatil delante, para, al menos tenerte por aquí, sin molestarte pero conmigo, que no es como soñé cada día pero al menos es una manera de recordar tanto en tan poco... ay! tanto en tan poco. Hoy fue un día duro porque han salido imprevistos de última hora ya que mañana había reuniones muy importantes y ahora voya ponerme a escuchar ese pasodoble de medida que mañana seguimos con la comparsa... Nunca tuve problemas para decirte lo mucho que te quiero, quizás porque para mi supone transparencia, quizás algo dentro de mi se siente en paz al decírtelo, no lo sé pero te quiero y te quiero tanto, te quiero desde esa razón que perdí un maldito sábado de septiembre y que mancha mi imagen en tus ojos y lo que es peor, ha puesto distancia entre nosotros. Pero te quiero y si alguien con la que haya compartido algún tiempo de esta vida juntos leyera estas palabras sabría que nunca he escrito palabras de este calibre porque, sinceramente nunca lo he sentido pero bueno así son las cosas. Pon esa balanza y recuerda Úbeda, Granada o Sevilla, por los gatos callejeros y borra esas palabras por tantas y tantas que he tejido con mi boca, robado a mi corazón y aunque no lo sepas, he plantado en el tuyo, corazón que una vez soñé pudiera compartir contigo. Es poco tiempo, es cierto, pero son muchas conversaciones y vivencias frente a un calentón motivado por argumentos que son erróneos. Bueno me voy a hacer de cenar, hoy toca algo de salmón que me lo han vendido muy bien en Mercadona, sé que no te gusta mucho el perscado como sé muchas cosas de tí. En fin me voy ya que descanses, hasta mañana. Te quiero.

lunes, septiembre 16, 2013

Pasión...

Hoy me acompañan los acordes de suso que no son como la luna pero acarician el alma, hoy comienzo a entender que los errores los pago a precio de oro no porque tenga mala suerte, ya que la suerte me la cuelgo a la espalda todos los días, sino porque la excelencia es lo que tiene, placer infinito o infierno eterno. Lejos de la labilidad y lejos de la indecisión están la pasión porque la pasión es recta hacia el camino que le dicta su patrón que no es más que su corazón, el que le dicta, el que hace que se equivoque y el que, en definitiva, le hace vivir. Con este desgarro no puedo decir que sea feliz pero si que vivo intensamente los instantes que me bebo respirando como el tic tac de un reloj, aparentemente eterno hasta que un día, cada vez menos lejano, se pare. Yo he navegado en tus labios y orgulloso em siento, yo he acariciado tu pelo y aun tengo el recuerdo de esa textura, yo se lo que es amar, se lo que es ese encogimiento de estómago, ese estremecer y sé lo que es llorar, reir, sufrir, sonreir... Quién aún intenta consolarme me conoce menos que el que trata de ignorarme, porque mi fuerza y mi estabilidad, si, mi estabilidad, harán que no me rinda en mi misión que no es otra que la de andar en este camino espero que contigo. Tengo que devolverte el llamador de ángeles, porque por más que lo llamo no viene, no em explica y no me consuela, ya te digo sólo es suso con sus divinos acordes quién me transporta a un lugar, a ese lugar en mitad de la nada, donde hacía tiempo que no lo escuchaba. Permíteme que me presente porque puede que no te conozca del todo, pero seguramente habrá cosas que aún no sepas de mí, pues si las supieras el distingo entre mi y el resto sería tan infinitamente eterno como tu y todo. Soy el que se preocupa en demasía, el que anda montado en un caballo llamado prudencia, el que es capaz de dormirse en 5 minutos pero querer una vida eterna, el amigo de la ocurrencia, amigo de la arruga, en la cara y en la ropa, pragmatismo es mi segundo nombre, conversador de la luna, intratable cabezón, cabezudo y cabezota, no tan listo como piensas pero mas listo de lo que creen, y futuro padre de la barbaridad, porque sólo tu y yo queremos bárbaros en nuestra vida, o al menos eso hablábamos. No se por qué pero la luna no me abandona y me sigue sonriendo y yo con ella mientras charlamos y le cuento lo mío y ella em cuenta lo suyo, que aunque no lo parezca también lo tiene ahí donde la ves, tan blanquita y tan alta. No sufras ni pienses demasiado, tómate tu tiempo y equilibra la balanza, a mi me tienes y me tendrás, no por debilidad sino porque me da la gana y porque como ya te dije eres tu o nada. La nada la vuelvo a tener así que seguiré andando porque andando es como te enamoraste de mí. Espero que, de nuevo nuestros caminos se unan en esta inesperada curva y sino pues lloraré hasta que la última lágrima antes de caer al suelo me recuerde que el camino de losas amarillas continúa. Cuídate y espero verte muy pronto y si no lo quisieras así, que te vaya lindo, muy relindo, no obstante te contaré un secreto... eres el amor de mi vida.

domingo, septiembre 15, 2013

Dolor...

Son las 07:17h de este domingo largo, triste y apesadumbrado. En un día se me ha ido tanto que no se cómo voy a poder asimilarlo, es cierto que no ha muerto nadie pero también es cierto que se está muriendo, si no lo está ya, una parte muy grande de mí. Te vas, tu crees que porque yo me fuí y yo creo que porque tu has provocado que yo me vaya, pero sinceramente, te vas y te busco en cada sonrisa, recuerdo, mirada, beso, abrazo... No me da rubor decir que en tan poco tiempo te he considerado mi pareja ni mucho menos que eres la persona que más he querido de toda mi vida (exceptúo familia porque es un amor diferente), me va a costar hacer mi vida sin ti, aunque tonto de mí y no me da vergüenza decirlo porque tal y como hablamos yo no tengo miedo a equivocarme sino que tengo miedo a no hacer lo que quería hacer y contigo he sido yo mismo, lo he apostado todo y lo habrías tenido todo de mi, porque todo lo mio era tuyo y sobre todo porque tu eres todo para mí. No me importan las explicaciones, ni el que dirán, ni absolutamente nada porque mi vida es sólo d emi propiedad y tengo claro el caminod e losas amarillas que seguiré, no porque sea el correcto, sino pq fue el que un día decidi hacer No sabes la de veces que miraba atrás ne la estación o la de veces que te he estado esperando en la puerta a que ese coche llegara, se bajara la amiga intima de la luna y el gato, me zarandeara y me dijera: "Jose, te quiero enormemente a ti y quiero pasar el resto de mis dias a tu vera". Pero eso no ocurrió como muchas otras que esperé que ocurrieran y que nunca ocurrieron, por eso la marcha, la fractura y la llamada de Soledad a la puerta parecen inminentes. Soy raro, lo reconozco, soy diferente, lo sé pero sólo buscaba una aprobación de tu amor, porque aunque no soy inseguro, necesito tu seguridad y aunque no necesito a nadie, elegí tu compañía, tu amor y tu sonrisa. Te quiero y te quiero tanto que todo esto me desgarra, me duele y de ma mucha mucha pena, creo q ue merecía mas soldados en el frente para defenderme, pero de las tropas tuyas no hablo que bastante tengo con las mias. No hay malos ni buenos, no hay cosas bien hechas o mal hechas, lo que hay es un desentendimiento que nos lleva a esto porque no te pido ni atención ni que estés encima, solo espero que cuando alguien se pincha un pie con un alfiler, retire inmediatamente en un acto reflejo el pie como yo o cualoquiera haría, cuando te pinchas y o retiras el pie, es más que sospechoso y ademas triste tener que irme para decir, entre sollozos que te pinchaste el pie y que te duele. Nunca quise llevar las cosas a los extremos porque confiaba en nuestra confianza, confiaba en nuestra charla y confiaba en ti. Tanto has querido frenar que parece que se ha parado. Te quiero, es lo único que puedo decirte y si no te veo más (porque no creo en la amistad ni creo que seas capaz de ponerte cara a cara a decirme cuatro verdades), quiero desearte lo mejor, agradecerte lo mucho que he aprendido contigo y reconocerte que el día de Sevilla ha sido uno de los días más felices de mi vida (si no el que más). Te lo repito y repetiré porque no me importa decirte cuantas veces sea necesario lo mucho que te quiero. Dejo constancia de que el hueco que me has dejado NADIE va a poder rellenarlo, porque no he conocido a NADIE como tu. Espero haber sido claro, ahora me voy a la cama con mi luna, un gato callejero y dos labrgimas que se quedan en esta sunfa de sofá. Te quiero mi niña.